SOBRE MI MESA TENGO UN CEMENTERIO DE RELOJES
TODAS LAS CORREAS DESECHAS EN HEBRAS
LAS ESFERAS ROTAS, COMO PECES MUERTOS EN UNA RED
LAS MANECILLAS LLORANDO AHÍTAS DE FRÍO
LOS NÚMEROS AVERGONZADOS MIRAN AFUERA
Y SE MEZCLAN, SIN SIGNIFICADO ALGUNO

NO PUEDO SUJETAR EL TIEMPO
Y MIS MUÑECAS DESTRUYEN LAS PULSERAS.
LOS ANILLOS SE ASFIXIAN Y ESCAPAN DE MIS DEDOS.
NO HAY COLGANTES NI ESCARAPELAS
QUE DEFINAN MIS CUENTAS.

TODO QUEDA HELADO SOBRE LOS MUEBLES,
CADÁVERES DE SOMBRAS QUE FUERON
ALGUNA VEZ EN VIDA BANDERAS DE ILUSIÓN.
MI CASA ES UN CEMENTERIO SIN RECUERDOS.
SOBRE CUERPOS INANES A LA ESPERA DE UNA LUZ
QUE LOS DESPIERTE, PERO NO HAY NADA ESCRITO
Y HABRÉ DE PENETRAR LA SOMBRA FUGAZ
EN EL SUEÑO QUE ME ANGUSTIA
PARA ABRIR LA ESPITA DE LA REALIDAD
Y ENTONCES NO ESTARÁN YA AQUELLOS
PUES LOS MUERTOS NO RESUCITAN NUNCA.

SERÁN OTROS NUEVOS, CADÁVERES TRISTES
RECIEN NACIDOS DE LA PAZ ENTRE LOS VIVOS.

Y YO, VIEJO COMO EL MUNDO,
TENDRÉ QUE ABRIR LOS OJOS ¡QUÉ HORROR!
Y NOMBRAR CADA NUEVA PIEDRA
PARA DARLE SIGNIFICADO.

MIS RELOJES SEÑALAN CADA UNO UNA HORA MUERTA.
NO HAY SORTIJAS NI COLLARES,
NI COMPROMISO NI RECAPITULACIÓN.

MIS ROPAS USADAS, CAMISAS DE VIENTO
Y PANTALONES DE AZUFRE,
NO PASAN POR MIS ZAPATOS DE ROCA
NI POR MI SOMBRERO DE AGUAS NEGRAS.

MI CORAZÓN SE ALEGRA, COMO MI POLLA BLANCA,
CUANDO ELLAS VIENEN DE NUEVO
A ACARICIAR MI PELO Y SUSURRAR EN MI OÍDO
AQUELLAS PALABRAS DULCES
QUE TANTO TE GUSTABA DECIR ENTRE MIS RIZOS.

YA NO PUEDO PARAR DE AMAR,
HASTA LA MUERTE DEL TIEMPO
Y, ESE DIA, FELIZ POR HABERLO CONOCIDO TODO,
LAS LÁGRIMAS DE ARENA RESBALARÁN
POR MI ROSTRO DE NUBES GRISES
Y CAERÁN, EN LLUVIA PRIMAVERAL,
TORMENTA DE SILENCIO,
PARA ALIMENTAR OTROS SUEÑOS POSIBLES,
OTRAS VOCES TENUES,
SUSURROS DE VIENTO HÚMEDO,
QUE ALIVIEN LA PENA DE ALGÚN NIÑO.

Y MI CUERPO, PUDRIÉNDOSE AL SOL CON SUS MEMORIAS,
DARÁ VIDA A LOS GUSANOS Y ESCARABAJOS,
MIENTRAS MI MENTE SE ILUMINA ENTRE RECUERDOS.
MAÑANA NACE EL MUNDO.