Madrid: fotos de la vida diaria, política y social, por un profesional de la prensa que además expone sus opiniones descaradamente. QUEDA PROHIBIDO LLEVARSE FOTOS DE ESTE BLOG SIN PERMISO EXPRESO DEL AUTOR PARA USO NO PARTICULAR. Lo que quiero manifestar tras encontrar por ahí algunas utilizadas en otros lugares sin autorización y a veces con fines comerciales. Tampoco he puesto yo la publicidad que aparezca (soy anticonsumista) y no la quiero.
jueves, agosto 21, 2008
Como podréis comprender quienes sabéis en que trabajo, hoy estoy deprimido y me gustaría tirarme a dormir en la calle como esos perros sin tener que preocuparme de nada. Ayer me tocó seguir el gravísimo accidente de Barajas desde los cerros de alrededor de las pistas del aeropuerto (madridiario). Afortunadamente sólo vi humo, vehículos de ayuda y los helicópteros con bolsas de agua para apagar el fuego. Y hoy, familiares compungidos. Mis condolencias para ellos y el dolor al pensar en lo extraña que es esta vida. Con tanta gente que no vuelve de sus vacaciones y sus cosas, sus mascotas, sus amigos y amantes o quien sea, esperan y desesperan. Yo me imagino a veces al llegar a mi casa por la noche que si ese día no hubiera regresado todas esas cosas normales o íntimas habrían de ser recogidas por la familia y tiradas en su mayor parte porque sólo tienen sentido para mi (esas tonterías que traes de viajes o acumulas de momentos que fueron felices y que a otro le parecerán mierda, la ropa vieja, los objetos de trabajo obsoletos, los muebles absurdos, los miles de libros, vídeos y fotos (yo tengo dos armarios llenos de negativos y diapositivas de cuando se trabajaba con material químico no digital, además de la ampliadora y todos esos trastos inútiles). Y entonces imagino a mi fantasma viendo a los familiares queridos revolviendo todo y descartando la mayoría y repartiéndose algunos objetos, no en plan cutre sino por tener algún recuerdo, y entonces me entran ganas de levantarme y vaciar la casa y no comprar nada que no sea de uso inmediato y útil o placentero, porque es patético lo de entrar en una casa que fue hogar de alguien que ya no existe y que no pensó que nunca volvería a ella y por lo tanto dejó todo a su mano para encontrarlo con facilidad a su imposible ya regreso; o a la que vuelven sus seres queridos y hayan el terrible hueco post-mortem en cada rincón, la nostalgia infinita de aquel con quien discutías por tonterías o compartías habitación, sueños y cuarto de baño. CARPE DIEM.
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