viernes, octubre 16, 2009





Hoy me ha tocado (entre otras cosas) la exposición de Maino en el Mº del Prado. He visto unas gafas de sol caídas en el toldo del patio del claustro que hace de techo de una de las salas. Y, a la salida, ambientillo para turistas: carteles de toros con su nombre, un guitarrista estupendo tocando Albéniz. Hay que ganarse la vida, amigos... y mientras sea honradamente mejor que de político corrupto, mentiroso o idiota, como esos que creen que han exorcizado el tsunami Gürtel echándole las culpas a la policía, los fiscales o a Rita la cantaora (a esa no, que dice Fraga que de ella se fía, aunque anteayer hiciese la autobroma chusca de decir que "gracias a Correa le habían quitado el titular a Zapatero en su encuentro en la Casablanca con Obama", que ya hay que ser tonta y burra para hacer el chiste de marras). Y volviendo al museo me viene la reflexión de los pintores de esa época (casi todos los cuadros son religiosos, pero en los detalles y rostros hay una luz maravillosa) y los fotógrafos de ahora que nos pasamos el día escuchando sandeces mientras los políticos posan rodeados de micros sin decir nada o repitiendo la misma sarta de embustes que nadie se cree o respondiendo que no tienen nada que decir, como si los eligiéramos para estar callados y hacer de su capa un sayo. ¡Qué aburrido me resulta entonces este oficio de tinieblas donde no conseguimos apenas revelar un poco de luz de la morralla!.

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