lunes, octubre 19, 2009


El arte del disimulo parece que se lleva en Madrid. Para que los pobres leones no vean la que tienen liada con la obras en la Carrera de San Jerónimo han metido en cajas a los pobrecitos leones del Congreso de los Diputados y se dedican a iluminar de colores rojo-amarillentos (¿será un remedo de bandera?) una pobre Cibeles harta de obras de obras a su alrededor y de manifestaciones multitudianrias que luego se quedan en nada (por cierto es curioso que los organizadores de la del otro día contra el aborto dijeran que juntaron dos millones y medio (46 personas por metro cuadrado) y las cincuenta y cinco mil y pico que dan los que cuentan por ordenador y desde el aire a los asistentes reales.

1 comentario:

EL METRONAUTA dijo...

La empresa que los cuenta se llama Lynce y la Cibeles quería estar rosa porque hacía campaña contra el cáncer de mama.