martes, marzo 10, 2009




Hoy han unido filas los del PP alrededor del presidente valenciano Camps (que ahora dice que se compra sus trajes, aunque no ha enseñado las facturas y en los informes policiales aparecen según el sastre y el pagador como regalados por el empresario encarcelado (Correa, caso Gürtel) por corrupción y sobornos con el que la Generalitat que preside tenía montones de negocios que se están investigando) en el Casino de Madrid al que han acudido en masa como si pasaran lista desde Fraga al último dirigente. Pero lo curioso ha sido ver a la lideresa madrileña meterse entre los fotógrafos y camarógrafos que rodeábamos la mesa, poniendose las gafas para buscar una cartulina con su nombre y comprobar si ella estaba en la mesa principal; incluso pide a un fotógrafo que la ayude y después se quita las gafas y se planta sonriente entre todos al fondo del alucinado Camps por la expectación del momento. Luego ha llegado el jefe Rajoy, que apenas quiso hablar con Esperanza Aguirre en el otro salón cuando ésta fue a saludarle y posan, tras besar al alcalde a quien esta misma mañana había retado a denunciarle ante los tribunales por el caso de los espías. Muy chula, ella, esta misma mañana me pedía que le hiciese una foto con unas señoras que se querían retratar con ella, aunque luego nunca da las gracias (es lo que tiene la aristocracia política). Es patético que tengamos en Madrid alguien con tanto carisma y tan poca coherencia con los ciudadanos, lo que hace que todo el mundo se pare para hacerse fotos o pedirle algo, que ella siempre promete aunque se le olvide al instante, mientras bajo su gobierno se espía a los propios miembros del partido que no están de acuerdo y se corrompen alcaldes y diputados (presuntamente) sin que se tomen medidas adecuadas para impedir que nos sigan robando por negocios de amiguetes.

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