Estoy de permiso en el trabajo, así que no hago fotos para descansar la mente. Pero quiero aprovechar para dar mi opinión sobre las exposiciones que vi la semana pasada del PhotoEspaña y recomendarles, si aceptan mi punto de vista , cuales ir a visitar entre las 69 instaladas en centros oficiales, fundaciones, galerías privadas y sedes exteriores. O en la calle (Prado y Fnac)
Si van a ver una sola no pueden perderse la de W. Eugene Smith en el Teatro Fernan-Gómez de Colón. Es como ir a ver a Goya convertido en fotógrafo. Sus ensayos fotográficos, como el llamaba a sus reportajes son extraordinarias muestras de sensibilidad y pasión por la vida además de impecables clásicos que todos los fotoreporteros querríamos copiar al enfrentarnos a un tema: su "Spanish Village" en la Extremadura años 50 continuamente seguido por los guardia civiles que no dejaban a la gente hablar con él, la comadrona negra del sur norteamericano, el piadoso doctor Schwitzter en África, la guerra contra Japón, las consecuencias de la contaminación del pescado en Minamata por el mercurio de las fábricas, la industrial ciudad de Pittsburgh o la sensibilidad de esa primera foto que toma, tras dos años de convalecencia por las heridas de mortero en el Pacífico, a sus pequeños hijos Pat y Juanita en un jardín cerca de casa, tras cargar con dificultad el carrete en su cámara y con los ojos turbios por lágrimas y el dolor lacerante de sus heridas, son tan impactantes que nadie con afición por este oficio debe perderse.
Si van a ver otra más, les recomiendo la que en Alcalá 31 muestra un trabajo de reportaje a fondo hecho por Cristina García-Rodero durante 10 años en torno a María Lionza, la diosa de los ojos de agua, en Yaracuy, Venezuela. No sólo las fotos son impresionantes por el rito de magia santera sino porque el montaje mismo de la exposición es espectacular. En tercer lugar, hay dos exposiciones de carácter histórico importantes: Bill Brandt (BBVA-Azca) sobre la clase obrera inglesa de los años 40 y "Recuerdos Enterrados" de Henryk Ross, un fotógrafo judío polaco encerrado en el gueto de Lodtz que se jugó la vida haciendo unas 3.000 fotos de la vida cotidiana en un lugar donde encerraron a 164.000 personas y solo sobrevivieron unos cientos, entre los que estaba él que volvió después de la guerra a desenterrar los negativos y llevarlos a Israel para que sirvieran de demostración de la barbarie nazi y condena a algunos responsables como Eichmann de enviar a Auschwitz y otros campos de exterminio a los marcados (está en el Museo de Arte Contemporáneo del Conde Duque). Luego merece la pena ver la exposición de la 2ª planta del Circo Price del coleccionista italiano Cotroneo "Una historia privada", con imágenes de algunos de los mejores fotógrafos italianos de hace varias décadas y la de Leonardo Cantero en el Reina Sofía. Y, en todo caso la de Fundación ICO por las curiosas y variadas fotos acerca de lugares absurdos, de 11 autores.
Lo demás, a no ser que sean "muy modernos", es absolutamente prescindible. No valen nada a mi parecer la de Demand en Telefónica, la de Vallhonrat en el Canal, las del Círculo de Bellas Artes, Casa de América, Thyssen, Matadero, Instituto Cervantes y Botánico, ni otras que no he citado aunque compartan edificio con otras que si. Tienen cierto interés algunos de los Descubrimientos en El Águila y la de Català-Roca en Cuenca, pero no merece la pena ir hasta allí como no sea por ver la ciudad. Y las del Off ya veremos en los próximos días. Podría criticar con mayor dureza algunas cosas pero no me gustan los críticos y menos serlo yo. Cada cual se expresa como puede y quiere y no es mi papel juzgar el trabajo de otros fotógrafos más allá de dar una opinión para que sepan lo que van a ver. Vallhonrat, por ejemplo, me ha decepcionado porque le tenía como uno de los mejores fotógrafos españoles y ese trabajo me parece una paja mental. Pero vayan ustedes a ver el PhotoEspaña y luego me comentan. Aprovecho para denunciar desde aquí la manipulación descarada del premio al "periodismo fotográfico" de la Comunidad de Madrid, que dio 20.000 euros a una foto en la que se había borrado una persona (monja) con el Photoshop para poder dar esa idea de que Madrid es "la suma de todos" al sacar a unos niños de distintas razas. Pero lo más vergonzoso es que el jurado estuvo compuesto por los editores gráficos de los periódicos nacionales con sede en Madrid: El País, El Mundo, ABC, La Razón y otros que se disculparon luego diciendo que no se dieron cuenta del truco, lo que los deja aún más en evidencia. Yo no me presento a concursos, pero de ese fui llamado de Prensa de presidencia de la Comunidad porque decían que había muy pocas fotos e iban a ampliar el plazo para que llegaran más y, como no me fío un pelo de los criterios políticos que pueden alentar un concurso así en el que las normas permitían quedarse con los derechos para siempre de todas las fotos presentadas para poder ser usadas como quisieran, mi decisión no cambió afortunadamente, porque me avergonzaría que utilizaran en una campaña política de Esperanza Aguirre o de quien fuese fotos mías saqueadas así.