miércoles, noviembre 07, 2007





La pobre Camille Claudel tuvo una vida muy puteada. La traicionaron todos, incluidos su propia familia y su maestro y amante Auguste Rodin y la metieron en un manicomio por ser mujer artista e independiente y amar a un jefe machista y mujeriego. Pero el muy cabrón se aprovechó incluso haciéndola trabajar para su taller y firmando algunas de sus esculturas. No se si llegó al genio del hijueputa de su mentor, pero sus manos dejaron de hacer esas finas figuras en plena juventud porque, tratada como loca durante 30 años, no la dejaron seguir. Preciosas piezas en Azca, en la Fundación Mapfre desde hoy.

No hay comentarios: