lunes, enero 07, 2008





Muy cerca de la Plaza Mayor estaba el Mercado de San Miguel, con una estructura de hierro y lleno de puestos de prestigio, los dos últimos de los cuales resistieron ya en plenas obras y sólo pudieron ser desalojados y sus clientes con lo que sus clientes perdieron sus pescados y frutas del alta calidad por orden judicial por salubridad y seguridad, aunque se había restringido la entrada a un pequeño portín posterior. En realidad sigue estando ahí, bajo las lonas de colores, desmantelado todo el interior del que sólo quedaron los férreos pilares, para inventarse en plena especulación de lugares paradigmáticos de la capital un paraíso gastronómico de esos que tanto gustan a los "modernos" de Gallardón y que podría tener tanto éxito como el de anticuarios y luego tiendas de lujo fracasadas en el de Puerta de Toledo, que nunca llegó a cuajar y, salvo alguna fecha, sigue desangelado y recibiendo inversiones y subvenciones públicas a saco roto. En este de San Miguel, ahora en plena reconstrucción total, han puesto unos agujeritos en la lona para que veamos publicidad con monigotes de Goma Espuma. Pues, vale...

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