martes, enero 22, 2008


Ejemplo de dos absurdos anuncios que consiguen lo contrario de lo que pretenden: a cualquier consumidor más o menos habitual de ellas le incitan a probar su sabor y aroma, a deleitarse con el placer que proporcionan. Por mi, que no los quiten, porque soy antiprohibicionista y estoy por su legalización en el caso de adultos responsables de lo que toman... Y que no me vengan con estudios falsificados ni con hipocresías de consumidores en secreto, porque luego analizan los lavabos del Senado o se pregunta en privado y resulta que muchos de los puritanos tienen un presente y un pasado que les gustaría olvidar, es como con el tema del sexo, supuestas virtudes públicas ocultan vicios privados a veces muy perversos (y si no que se lo pregunten a los curas pederastas).

No hay comentarios: