miércoles, noviembre 15, 2006

La Puerta de Alcalá se ha puesto colorada, tal vez por los anuncios que tiene alrededor: unos, que para anunciar calzoncillos de hombre que la firma pretende, en virtud de modas que estimulen sus ventas a "targets" nuevos, colocárselos a las chicas con la imbécil propuesta de presuponer que las mujeres tienen una mente compleja que deberían simplificar abandonando su sexto sentido para alcanzar el "instinto básico" que nos mueve a los hombres de mente mucho más simple, etc. Eso si, nos las ponen en gayumbos y con el pecho levemente cubierto por las tontas frases. Pero, como de lo que se trata es de llamar la atención... No dejan de mostralas como objetos sexuales, pero con pretensiones de una superior complejidad llevando "boxers". ¿Se puede ser tan gilipoyas como para tragarse ese tipo de publicidad? Seguramente sí. Puesto que al lado hay esa otra de un Madrid del siglo pasado en que "nunca pasaba nada" simplemente porque las calles no estaban llenas de obras ni atascos. ¡Anda, jódete...!
Luego está esa partitura en la ventana de un ático mirando al Retiro, que parece como un poema conceptual si se compra con esos espejos-escultura que reflejan las escaleras de una estación del Metro en Vallecas.



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