


Ya sabéis que me encantan las ventanas, sean las vistas hechas desde dentro (como es el caso de la de mas abajo) o con sus reflejos desde el exterior (como en otras de arriba). Lo encuentro uno de los motivos más zen de la fotografía, un encuadre sencillo, unas formas y colores elementales y el ojo depredador que otea horizontes y rincones para disparar.
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