martes, junio 12, 2007

Ver a nuestros queridos primos en el Zoo, encerrados entre rejas o cristales, resulta un poco penoso. Pero ahí están, mirándonos a veces o pareciera que pensando en sus cosas, como personas que no saben que han hecho para no poder salir a pasear y darte la mano con esa confianza que tienen los primates superiores en nosotros. ¡Ay, si supieran lo malos que podemos llegar a ser con ellos...! mañana pondré otros animalitos menos familiares.



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