lunes, junio 11, 2007

En Guadalajara.






A Guadalajara me fui en el Cercanías de Renfe que sale barato aunque para mucho. Es una ciudad pequeña y muy provinciana, en la que se van perdiendo las señas de identidad de viejos comercios y edificios más o menos antiguos porque la especulación del ladrillo y la grúa van arrasando con todo. Lo que más me gustó fue el palacio del Infantado, tanto su fachada de picos y balcones barrocos como el claustro lleno de figuras de leones, grifos y otros bichos fantásticos, además de lo poco que queda ya con aroma del siglo pasado, porque ya tanta gente se está yendo a vivir allí para venir cada día a trabajar en Madrid o Alcalá que empieza a parecerse a los barrios de las periferias sin sabor ni estilo y con tantos inmigrantes por las calles como en ellas (lo cual no critico sino que cuento porque los acentos o idiomas se notan).

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