MIEDO A
ESTAR SOLO
Madero
inerte en los bancales de la inconsciencia
me escudo
en imágenes de plata
que
invento y grabo con paciencia,
cañas agitadas
en la orilla de
las noches.
Las
pisadas de los pájaros
abrieron
líneas en mi cuerpo
y los
suspiros de los peces
entraron
hábiles por mis dedos.
E insisten.
Árboles
sin sueño
que
restriegan ramas por mi lengua:
irritantes
lágrimas en la garganta.
En el
pequeño local de mi desesperación
hace frío hoy.
Un
recuerdo agazapado en la axila:
la triste
voz de mi tocadiscos de sal.
Las
imágenes desbaratan,
azules como el pecado,
los rojos
de mi habitación,
meciéndose
seiscientasveinticincoveces cada vez veinticincoveces por segundo
Asomado a
la maleta de futuros
me siento
incapaz
de romper la butaca eterna
o sentarme
en el columpio de
las dudas.
¿Qué me
queda...?
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