La fura dels Baus vuelven a Madrid con un Shakespeare, Titus Andrónicus, para poder degustar, o sea darnos el placer del gusto y no sólo del asco o el miedo que nos hicieron padecer en algunas de sus anteriores representaciones. La obra es tan espectacular y violenta como suele ser, con el público (en este caso la prensa y gráficos) en medio de sus idas y venidas electrizantes con jaulas de esclavos para el sacrificio y podios conducidos desde los que declaman y varios escenarios móviles en los que la acción se desarrolla mientras un gran cocinero vasco prepara el supuesto cadáver despedazado de los asesinados en la lucha por el poder para que al final parte del público coma un exqusito banquete como si fueran la carne y la sangre de los muertos teatrales. Alucinante y+.