Ya estamos en plena vorágine del gasto. El apocalipsis consumista nos va a dejar en cueros con las subidas de precios de enero y los palos de Visa en meses subsiguientes. El centro de Madrid está lleno de bolsas de compras (por cierto, ¿por qué no nos llevamos esa feas bolsas de rafia o tela que casi todos tenemos por casa y ahorramos un poco de plástico y papel de envolver lleno de arbolitos y estrellas, nieve de pega y noelitos, pero tan contaminante?, sería cojonudo para nuestro propio medio ambiente futuro y el de nuestros hijos). Pero ya puestos a regalar a mansalva, creo que la artesanía puede ser de mejor gusto y originalidad, no es muy cara para estar hecha a mano y con las ideas de esas personas que se curran un negocio complicado el resto del año y, además, hay mucho donde escoger. Por ejemplo, en la Feria montada en la Plaza de España que tiene un montón de puestos abrigados y cubiertos, lo que estos días lluviosos se agradece. Y sin el maldito canon de la voraz SGAE.