martes, mayo 11, 2010

A todos esos que hablan tanto de austeridad les remito a la práctica bien conocida desde hace tiempo del Presidente de la Comunidad de Cantabria que siempre que viene a Madrid (y supongo que a otras ciudades) en lugar de desplazar un coche oficial se coge un taxi en el aeropuerto para ir a la cita que tenga, incluso aunque se al Palacio de la Moncloa a ver al presidente del gobierno.

5 comentarios:

Francisco Posse dijo...

En realidad así nos cuesta más a todos los contribuyentes, porque el coche oficial lo pagamos igual, le dificulta el trabajo a los escoltas, y además, hay que pagar el taxi. Es todo cara a la galería.

Anónimo dijo...

ya te digo Paco, Revilla es un populista que no veas...

EL METRONAUTA dijo...

Me parece que te equivocas, entérate bien, porque esta mañana iba sin escoltas y si usa coche oficial en Santander estará haciendo otras funciones, pero no monta el numerito de otros políticos que se hacen llevar todo el tinglado. Pero no sé quien te habrá contado esa galería, oye, a lo mejor tienes razón y yo estoy muy despistado.

Francisco Posse dijo...

Que no entre en Moncloa en coche oficial y escoltado, no quiere decir que no le hayan escoltado hasta allí.
Es un numerito ver llegar varios coches con sirenas, pero es lo más efectivo. Ese séquito lo pagamos lo use o no, porque está en Moncloa para eso.

Por otro lado ¿no pensarás que el presidente de una comunidad autónoma va por ahí sin escolta? Se le escolta igual, y hay que utilizar más medios. No es lo mismo proteger a alguien en un coche blindado que va derecho del aeropueto a Moncloa (montando el numerito) que proteger a un taxi que atraviesa Madrid en hora punta.

Quien prefiera creer que se baja del avión, coge un taxi y con eso nos ahorra dinero, que lo crea, pero no es así. Sería lo ideal, pero en España, y en casi ningún país del mundo, un político puede viajar así.

EL METRONAUTA dijo...

No era en Moncloa, sino en Recoletos y si iban escoltas serían muy secretos porque no paró ningún otro coche ni le estaban esperando ni nada. Te lo juro, oye, que a mi me da igual.