
Afortunadamente en Recoletos además de obras hay algunas flores y dentro de unos días se inaugura la Feria del Libro de Ocasión, un lugar interesante para encontrar libros descatalagados o revistas de otra época. Y de la basílica de Nuestra Señora de Correos y Comunicaciones, sede piramidal de nuestro alcalde, siguen colgando esos cartelones que recuerdan (hasta dentro de nada) a unos que se han gastado mas de 600 kilos de leuros en publicitar lo de "tengo una cabezonada".






Las dos exposiciones están en galerías de la calle Alameda, en La Fábrica son de Francesca Woodman y las otras de Jamie Baldridge (Dystopia) en Cámara Oscura. Muy distintas, las primeras son en blanco y negro natural, autorretratos de la artista al desnudo que murió con 23 años pero llevaba desde los 13 haciendo esas fotos tan íntimas; las otras, con mucho Photoshop para lograr unas imágenes surrealistas muy curradas e impecables con humor negro y una extrañeza característica de cuando la fuerza de una imagen llega más lejos de lo pretendido por el propio artista, los detalles cobran importancia en esas minas subamirnas rodeando la cabeza de una mujer que toma un tradicional té o en la jaula de la que maneja con hilos las sutiles plumas, la que mira sentada en el suelo al más allá con un tutú y una tira digital saliendo de su boca mientras un masculino tren humeante va a meterse entre sus piernas, el hombrecito sentado como rey de la casa silueteado del entorno, la mujer sentada en camisón rodeada de escaleras y mirando contra ventana, etc. Ambas creo que reflejan aspectos diversos de la condición femenina, sus pesadas cargas ancestrales y sus sueños, su querer ser por sí mismas y el mundo que las rodea limitándolas. Merecen la pena ser vistas por distintos motivos, entre ellos, claro, el artístico, pero también para pensar porque cada imagen sugiere interpretaciones diversas además de producir el placer visual de lo bien hecho.
He visto que sigue el enorme burro en Atocha, debe ser un homenaje al responsable de las obras de Madrid.
Reflejos en un pasillo del aeropuerto de Barajas que semejan un Mondrian.
Tropa de plumillas (los compañeros redactores literarios) tomando nota de lo que dicen el alcalde y el ministro.
Otra vista más del horizonte madrileño, esta vez desde Moratalaz. Pulse sobre ella para verla más grande.
Antes nos llamábamos viejos o ancianos, luego vino esa estupidez de "tercera edad" y ahora el vicio eufemístico lleva a los de "personas mayores". Mayores ¿de qué?, porque eso es un término tan relativo que para quien tiene 8 años ser mayor es tener 12 y para el que tiene 20, los de 30 son viejísimos, no digamos los de 40. Ahora el Corte Inglés ha sacado unos viajes para los mayores de 55 años (¡ya me ha tocado, ves..., soy mayor lo mire por donde lo mire, nací en el año 1952, así que tengo... la tira!) y en el homenaje a las viudas que ha hecho hoy el Ayuntamiento se veían tonsuras y canos, pero qué queréis que os diga, yo me siento un chavalín (no es cierto, claro, porque tengo más averías que un metro de la línea 6) y eso de "día de los mayores" me parece superlatívamente ridículo. Ya no se puede decir que uno es "madurito interesante" como decía aquella copla de Martirio en los 80, así que somos viejos y a mucha honra, que para eso hemos llegado hasta aquí, aunque nuestro espíritu (esa cosa voluptuosa que nos pone a cien) siga siendo tan joven como a los .... (pon la cifra que quieras, da igual, eres viejo y se te nota aunque lo disimules). El caso es que ya lo que quiero es ser anciano de verdad para jubilarme y sentirme venerable, como Gandalf o Francisco Ayala, por ejemplo.
¡Ah! he sobrepasado sin darme cuenta los 50.000 visitantes a este Blog en 3 años. Antes ni lo contaba, pero ahora cada vez que entra uno miro en el mapa de Google a ver quien ha sido para teneros a todos controlados. ¡Gracias!
El vicio es lo que tiene... ese hombre tiene la habilidad de dormir de pie. De vez en cuando levanta la botella y le pega un trago, luego se dobla un poquito y, sin caer, sigue durmiendo la mona. Lo he observado esta mañana durante varios minutos y es un fenómeno, el tío...
Curiosa frase para los descansos en el pabellón de Microsoft del SIMO-09