jueves, noviembre 20, 2008


Un par de vistas de Moncloa: uno es el monumento a los aviadores pioneros españoles y al fondo están el faro monclovita desde donde se puede ver todo Madrid, esa especie de platillo volante enhiesto, y la cuádriga del llamado "Arco del Triunfo", un homenaje fascista a la victoria de Franco que en esa zona que fue frente de guerra fue erigido al estilo musoliniano con unas frases en latín que le autoproclaman, lo mismo que el frontispicio del Ministerio del Aire, frente a la escultura de arriba donde pone en letras grandes "Francisco Franco Caudillo de España", lo cual no deja de ser una ofensa a todos los que sufrieron su maldita y criminal dictadura. Por eso este fin de semana los Antifascistas han colgado una pancarta en el horroroso Arco que dice "AYER HOY Y SIEMPRE, MADRID CONTRA EL FASCISMO" y han explosionado fuegos artificiales para recordar que aún hay calles en esta ciudad donde se conmemora a los generales golpistas que bombardearon la capital durante 3 años y los que al entrar torturaron y fusilaron a sus habitantes republicanos, es decir constitucionalistas acusándolos de "rojos, masones, anticristianos o demócratas". Por cierto, en el ministerio del Aire no pueden poner pancartas porque al ser un edificio militar es imposible acceder y mi experiencia con 5 años, allá por los 50s, fue que por corretear jugando en los alrededores fui detenido (¡) por un soldadito que me llevó al cuerpo de guardia hasta que llegaran mis progenitores a buscarme, con gran susto por su parte, ya que ellos si que eran "rojos" según los cánones de entonces: mis abuelos que trabajaban en la fábrica Gal de jabones fueron depurados al conocerse su afiliación a UGT. ¡Cómo vamos a olvidar esas humillaciones quienes las sufrimos si esos cabrones fascistas siguen dejando sus asquerosos monumentos y nombres de calles para que recordemos que "ellos ganaron la guerra civil" y nos jodieron durante 40 años. Ahora pretenden que la "transición" saldó sus crímenes con el olvido, pero la verdad es que entonces los que combatíamos en las calles, trabajadores o estudiantes, no tuvimos voz y los políticos que querían volver a sus escaños y privilegios lo resolvieron vergonzosamente bajo la "amenaza del ruido de sables" que pendía sobre nuestras cabezas y con la que se aligeraban reivindicaciones. Luego para mostrarlo vinieron el 23F y otras intentonas que demostraron que este país ya no quería soportar más dictaduras.

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