miércoles, agosto 30, 2006




MATEMÁTICOS para todos los gustos. Hoy termina en Madrid el ICM, Congreso Mundial de Matemáticas donde quienes no tienen oportunidad habitualmente de llegar a un foro tan importante han propuesto en paneles y posters sus teorías, ecuaciones e ideas nuevas. Se han dado montones de conferencias con ilustres y notables profesores en salas pequeñas y auditorios. Se han otorgado los premios más importantes del campo: las medallas Fields, Gauss y Nevanlinna cuyos laureados estuvieron para recogerlas, salvo el rarito de Perelman que después de resolver uno de los problemas del milenio (la Conjetura de Poincaré) y hacerse merecedor además de un premio que da una fundación americana de un millón de dólares no se ha presentado porque está mosqueado con no se quien. En la foto de los premiados, donde falta el susodicho matemático ruso, están Werner, Okounkov (cuya medalla vemos en la siguiente foto que tiene su hija), Tao, Kleinberg y una hija del anciano Kiyoshi Ito. Si se estudia desde pequeño con el apoyo de los padres, como ese chaval sentado en el suelo con su portatil, se puede llegar a obtener el reconocimiento de uno de esos premios o del Abel Prize, cuyo galardonado de 2006 Lennart Carlesson también estuvo hoy para la clausura. Y Benoït Mandelbrot el famosísimo autor de esa ecuación con desarrollo tan bonito que pongo en los fractales recreados en una de las exposiciones que acompañaron al Congreso y que vino , e incluso se durmió en una conferencia en la que se hablaba de ellos, tal y como se ve en el recuadro inferior de esa fotografía , seguramente debido al intenso trabajo y al cansancio acumulado tras tantos días de escuchar y ver esas cosas que a los profanos nos resultan durísimas de entender por más que nos esforcemos. Y pongamos por caso el asuntillo del ausente Perelman: va de Topología, esa rama de las formas geometricas que permanecen inalteradas cuando se deforman, o sea figuras que se pueden estirar, doblar, moldear pero no romper ni agujerear: una bola y un donuts son distintas, pero una taza es semejante al donuts porque tiene un agujero, mientras que un gusano arrugado o un cubo (sin asa) lo es a la esfera. Pues bien, el de San Petesburgo ha demostrado matemáticamente, siguiendo unas líneas de trabajo que empezaron Hamilton y Thurston que la esfera 3D y el donuts relleno (que se llama Toro) son incompatibles, lo que no deja de ser una variante del toro enamorado de la luna que no puede besarla porque cuando se mete en el río, la vieja blanca se marcha y le deja con un palmo...Y, por cierto el simpático escultor japonés Keizo que ha tallado un infinito a las puertas del edificio donde se desarrollaba el Congreso no es, aunque se parezca tanto, el líder de la UGT Cándido Méndez disfrazado.










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