Político a la espera de que el capital financiero (supuestamente los mercados) le digan qué hacer. Por lo visto, actualmente los mercados ni siquiera quieren ejercer de tales, como no sea comprando políticos (me refiero no a particulares sino a partidos enteros y líneas ideológicas completas) para sus fines. No necesitan impulsar la producción, ni el consumo de bienes. Su nueva estrategia es comprar la mayor cantidad de tierras del planeta para apropiarse de toda la riqueza a su antojo. Los fondos financieros esos que todo el mundo se pregunta donde fueron a parar con la maldita crisis que organizaron para la gran expropiación del mundo están comprando tierras, inmensas extensiones de bosques, montañas, praderas y zonas costeras en los sitios aún vírgenes y baratos. Para ello corrompen gobiernos y políticos, expulsan a sus habitantes o los eliminan con los métodos que sean, pagando matones y mafias, exterminando la fauna y flora autóctonas si no son expoliables, llevando trabajadores inmigrantes semiesclavos y abusando de las condiciones de necesidad hambre y miseria para explotar niños, prostituir mujeres y menores para la diversión de los nuevos o haciéndolos emigrar y morir a muchos en el intento. Podría parecer lo de siempre pero hay algo nuevo. Ellos son más ricos y poderosos que nunca y a quienes viven de su esfuerzo y no tienen recursos extras los pueden manipular con su propia miseria y enfrentarlos con sus vecinos para crear divisiones y justificar intervenciones militares o "humanitarias" que también les dejan beneficios. La crisis actual precipita un salto a una etapa nueva del Sistema Capitalista en la que, aún estando todo combinado de maneras desiguales y bizarras, están logrando ganar todo el poder que soñaban Alejandro, Carlos V, Napoleón, la reina Victoria y el zar ruso, Hitler, Stalin y sus exégetas y epígonos. Estamos bien jodidos las gentes de buena voluntad, los seres humanos con corazón. La apropiación masiva de territorios para explotarlos a su antojo, minas a cielo abierto contaminantes, monocultivos que acaban con la biodiversidad y donde aplican controles genéticos para obtener mayores beneficios, pesca exhaustiva y esquilmadora de los mares, destrucción de los bosques para sacar madera y nuevas zonas de aprovechamiento, explotación de los círculos polares y los fondos marinos, etc. Y además lo hacen con la aquiescencia de unas clases medias deprimidas en Occidente porque ya no pueden consumir tanto (que las mantenía en calma con el falso placer de la tecnología) al destruirse el tejido productivo tradicional y las nuevas clases medias de los países emergentes donde sus nuevos ricos se entregan a los poderes financieros con tal de subir en la escala social de la apariencia. Los sindicatos y partidos de izquierda tradicional ya no sirven para nada en esta situación, al capital le da lo mismo que se hagan huelgas generales porque o están comprados o son inútiles al haber quedado obsoletos ante unos ricos riquísimos bien asegurados. Desde luego que el terrorismo no es la respuesta, porque los grandes magnates y sus gobiernos títeres ya están sobre aviso de lo que puede pasar en tal caso y a ellos no los afecta apenas, mas allá de la anécdota saben que es a los trabajadores y a las clases medias a quienes herirá el terrorismo, porque se protejen con ejércitos, policías y cuerpos secretos de élite que no responden a mecanismos democráticos sino a sus órdenes o a las de los políticos de turno que hacen su paripé de secuaces pagados con corruptelas.Y, mientras tanto, la población mundial sigue creciendo (cada hora unos 18.000 y duplicaremos la población en unas décadas) y desgastando los recursos del planeta para ser carne de cañón de los poderosos, unas veces como víctimas a quienes "proteger" o "llevar ayuda" y otras como ejército bajo cualquier ideología, a ser posible religiosa para fanatizar y convertir en mártires y/o asesinos, con el que mantener el Terror a "los otros" de las gentes sin capacidad para reflexionar y decidir por sí mismas. Así que no sé que se puede hacer mas que deprimirse uno y esperar a que las sabias leyes del caos natural produzcan un desastre que ponga todo patas arriba y fuerce una alternativa inesperada en la inteligencia de la Humanidad.
